Amor

La tragedia del dios gay que se enamoró de un humano

La bisexualidad está claramente presente en la mitología griega, siendo característica de los dioses más famosos como Apolo, Zeus, Hermes, entre otros

La mitología griega sigue vigente en la cultura contemporánea. Unsplash/Hans Reniers
La mitología griega sigue vigente en la cultura contemporánea. Unsplash/Hans Reniers

La mitología griega suele formar parte de la malla curricular en las escuelas de educación primaria, ya sea en clase de historia o idioma, estos relatos aportan al repertorio cultural de los estudiantes en los primeros años de estudio. Sin embargo hay historias que no han sido incluidas por su contenido fuera de la norma; es el caso del mito griego del dios olímpico Apolo y el mortal Jacinto.

Apolo, como el dios bello, talentoso y virtuoso que era, tuvo miles de amoríos con hombres, mujeres y criaturas por igual, de hecho en la mitología griega existen bastantes relatos que describen a los dioses como seres promiscuos que no hacían distinción por sexo u orígenes.  

Mientras que Jacinto, un joven de bella apariencia  y gran virtud, hijo de la musa Cleo y el rey de Esparta Pieros, fue la manzana en discordia entre los dioses del viento Céfiro y Boreas, y el olímpico Apolo, sin embargo Jacinto se enamoró perdidamente de Apolo, acción que fastidió a los demás dioses, quienes no dejarían pasar tal ofensa por alto. 

Apolo y Jacinto pasaban sus días a las orillas del Eurotas cazando, entrenando y jugando, el dios le enseñó deportes y artes que todavía no le eran confiados a los humanos. 

El relato narra que un día ambos se encontraban lanzando disco cuando en un desafortunado evento del destino, (se dice que fue obra de los celosos Boreas y Céfiro) el disco, que Apolo había lanzado con todas sus fuerzas impactó en el rostro del joven (en un desvío del viento provocado por Céfiro) provocándole la muerte. 

Apolo tomó a Jacinto entre sus brazos, consolándolo en su último suspiro, el mito cuenta que las lágrimas del dios cayeron sobre el charco de sangre que derramó Jacinto se convirtieron en una hermosa flor que el dios nombró Jacinto, en memoria de su amado.

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